Venezuela en el juego geopolítico mundial

Por: Edmundo González Urrutia

No son pocas las acciones y estrategias puestas en marcha por el gobierno usurpador de Nicolás Maduro para colegir la peligrosa tendencia a involucrarnos en un juego que nos arrastra gradualmente hacia una confrontación con las principales potencias.

Estrategias y escenarios peligrosos donde se juega, no sólo el prestigio e influencia de la primera potencia mundial sino que incluye también la participación de actores extra regionales como China, Rusia y la Unión Europea. Por no señalar los desafíos que comporta para Colombia y Brasil, el primero como socio estratégico de la OTAN y el segundo como el país de mayor peso en la región, ambos afectados en distintas medidas por la oleada de venezolanos que han encontrado refugio en sus tierras.

Mientras el usurpador y sus delegados aumentan los viajes a Beijín, Moscú, Ankara y Teherán con vistas a forjar alianzas estratégicas frente a las “crecientes amenazas imperiales”, efectivos militares rusos afinan el sistema de defensa antiaérea (S300) desplegados en el territorio nacional, el régimen iraní ofrece a su Guardia Republicana para la defensa personal de Maduro, la aerolínea iraní Mahan Air –una dudosa empresa sancionada por el gobierno de EEUU-, da inicio a sus vuelos directos a Maiquetía y la creciente presencia de efectivos cubanos en distintas áreas de seguridad en nuestro país es inocultable.

Aunque algunos consideran que dichas acciones son sólo un ejercicio de propaganda, no resulta exagerado señalar que Venezuela se ha convertido en el centro de la atención política mundial en el que se juega no sólo el futuro de la “revolución bolivariana” sino que comporta alcances hacia Nicaragua y hasta la propia Cuba.

Así, en un reciente artículo el analista político salvadoreño Joaquín Villalobos, describió la presencia rusa en Venezuela como parte de una estrategia cuyo fondo es más una maniobra de propaganda. Según este análisis, ello responde a un juego geopolítico, más cargado de efecto mediático y emocional, que a una amenaza sustantiva, reflexiones que giran en torno a la tesis del “oso de papel” (El País 07/04/2019). Algo parecido pudiera inferirse de las amenazas de EEUU cuando dice que “todas las opciones están sobre la mesa” insinuando con ello la opción militar.

Por otra parte la comunidad internacional incrementa la presión y acude a toda suerte de ejercicios diplomáticos orientados a la búsqueda de una solución política al drama venezolano. El Grupo de Lima, el Grupo de Contacto creado a instancia de la Unión Europea, la iniciativa político diplomática promovida por México y Uruguay, todos han seguido muy atentos a la situación. La magnitud del desastre humanitario ya rebasa todas las predicciones posibles. Aun así el usurpador se aferra tercamente al poder.

Lo cierto es que la crisis venezolana ha dado pábulo a un renacer geopolítico. Hay una nueva ofensiva del gobierno de EEUU para aislar al gobierno usurpador. Sus enviados diplomáticos recorren las principales capitales de la región y de más allá con vistas a lograr dos objetivos fundamentales: lograr el mayor reconocimiento internacional al presidente interino Juan Guaidó y relanzar la campaña para el ingreso al país de la ayuda humanitaria.

La reciente aprobación por el Consejo Permanente de la OEA de una resolución que admite como Representante Permanente de Venezuela al enviado del presidente interino Juan Guaidó; las renovadas sanciones por parte de Estados Unidos y de la Unión Europea, la aceptación oficial de algunos representantes diplomáticos del gobierno interino y el tratamiento de la situación venezolana por cuarta vez en el Consejo de Seguridad de la ONU, son algunas de estas señales.

Caracas, 19 de abril de 2019

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