Sensibilidad y organización, claves para frenar la exclusión femenina

Con la finalidad de contribuir para la elaboración de políticas públicas, el IEPFT recogerá en un libro las propuestas que el grupo de especialistas en distintas áreas expresaron durante el debate sobre la Mujer y los desafíos para alcanzar mayor inclusión en la sociedad venezolana.

Como parte del Foro La Mujer Venezolana construye Paz y Progreso, cuatro especialistas convocadas por el Instituto de Estudios Parlamentarios Fermín Toro expresaron sus visiones acerca de cómo lograr la justa inclusión de personas del sexo femenino en la vida social. Coincidieron en que la institucionalidad, la investigación y la organización son factores clave para hacerlo.

Gioconda San Blas, expresidenta de la Academia Nacional de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales; Luisa Pernalete, coordinadora del programa Educación para la Paz, de Fe y Alegría; Tiziana Polesel, presidenta de Consecomercio; y Adriana Núñez Rabascal, periodista independiente de Caracas, conformaron el panel que debatió sobre el tema, y con el cual se cerró un ciclo de foros sobre la Mujer. El evento tuvo lugar en la sede de Fedecámaras.

La diputada María Gabriela Hernández, coordinadora del Grupo de Trabajo Mujer del Instituto que preside Ramón Guillermo Aveledo, fue la moderadora del debate. Informó que las propuestas recogidas en este y anteriores encuentros serán recogidas en un libro, como un aporte del IEPFT para la formulación de políticas públicas en beneficio del sector más vulnerable de la sociedad venezolana.   

 La dinámica establecida para el panel fue la de que cada una de las integrantes expresara sus reflexiones, sobre tres conceptos que formularon ponentes en foros anteriores, dedicados a la mujer.   

Uno de esos tres planteamientos, y el más relevante, con el que Hernández inició el debate fue:   “la institucionalidad no espera, no hay que esperar que cambiemos gobierno para que suceda”, que hizo la nutricionista Susana Raffali, en un foro de 2021. Y preguntó: ¿Se está produciendo  en el tejido social venezolano nuevas o renovadas formas intermedias de organización y acción inteligente y resiliente que podamos identificar y traducir en políticas públicas, a mediano y largo plazo?

Tiziana Polesel: Comparto y me parece válida la frase de Raffali. En el caso concreto de los organismos empresariales, tenemos claro que en los últimos 20 años hemos tenido una contracción económica que ronda  87% y es lógico pensar que en esa proporción nos hemos debilitado, aunque como institución (Consecomercio) somos la menos afectada. Pero observamos que esas cámaras que se vieron fuertemente debilitadas tienen un resurgimiento, por las nuevas iniciativas que se han incorporado, los nuevos modelos ante la crisis.

90% de esas cámaras que se han reactivado, luego de tres años, ha sido obra de mujeres. En una cámara en Portuguesa que estuvo 10 años inactiva, la mayoría de quienes la reactivaron son mujeres, haciendo un gran sacrificio.

A la sede le habían robado hasta las piezas sanitarias.  Además, Consecomercio tiene la  mayor proporción de mujeres, dentro de Fedecámaras y de las propias cámaras.

Adriana Núñez Rabascal: En Venezuela hay una realidad. Cuando se llega a un barrio, la líder de las bolsas CLAP, la del consejo comunal, la del comedor público de una institución, es siempre una mujer,  pero lo más doloroso es que cuando vas más abajo de la líder te dicen “es que yo no trabajo”.  Y eso es preocupante. Nueve de cada 10 hogares que están administrados por una mujer soltera viven en pobreza, según la firma Anova.

Hay que revisar cómo garantizar los servicios públicos y damos acceso a un trabajo para salir de la pobreza, porque si no se hace jamás seremos libres. No sé si hay institucionalidad, pero sí hay un deseo de salir hacia adelante.

Eso se ve frustrado por el no acceso a un trabajo digno, porque cómo hace para salir a trabajar si tiene que encargarse de dos o tres muchachitos que tienen hambre?. La esclavitud del CLAP muestra que mujeres a veces se callan la boca porque les da miedo que le quiten la bolsa y aunque no tengo estadísticas la clase media depende de la bolsa.

Luisa Pernalete: Efectivamente la institucionalidad no espera. Y en Guayana no podíamos seguir esperando que nos siguieran matando alumnos, maestros, mamás. Y empezamos con el programa Madres, promotoras de Paz, extendido ya en todo el país, partiendo de las madres, pues todo el mundo le echa la culpa y nadie le da la mano. Y comenzamos a ensayar en comunidades de las 177 escuelas (de Fe y Alegría). 

Aprendimos que la mujer de sectores populares en contextos violentos, que es donde trabajo, en la casa, en la escuela y la  comunidad, tiene gran potencialidad para promover la paz, a pesar de la violencia y de la terrible ausencia del Estado.

 La mama, sea biológica o no, da protección al hijo o al nieto, al hijo de la vecina pero además le damos elementos para mejorar su relación con los demás. Las mamás rectifican y son pacíficas, reúnen, aprenden a escuchar a los hijos, a los alumnos, y son capaces de abrazar al muchacho cuya mamá se fue para Colombia o a las minas. Y son capaces de conciliar, de ser puentes entre unas partes y otras, y además de promover la convivencia pacífica en la escuela. No podíamos esperar por la institucionalidad.  

Gioconda San Blas: En Venezuela, el sector científico está mayoritariamente formado por mujeres. La institución que más demoró en introducir mujeres fue justamente la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales, de la cual fui la primera mujer incorporada como Individuo de Número, 90 años después de su creación. Ahora tenemos una mayor cantidad de mujeres participantes y eso ha fortalecido la institución. Sin embargo, la mujer que construye paz, como dice el foro, forma parte de la institucionalidad. La situación de Colombia me ha planteado que algo similar tenemos que hacer aquí, pues a lo largo de estos años hemos ido creando un ambiente realmente de ensañamiento entre unos y otros por diferencias políticas, que nunca habíamos tenido. Y eso está perjudicando el tejido social.

Una de las cosas más urgentes para promover un cambio es justamente lograr ese proceso de reconciliación, de perdón, a través de la paz,  y el ámbito científico puede contribuir mucho en eso

Tenemos un mundo más igualitario y capacidades de racionalizar a través de datos, y podemos hacer una labor importante a la hora de construir paz. Habrá que hacer ese esfuerzo por el país, porque si no tampoco habrá institucionalidad como la deseamos”.   

Los otros dos conceptos del debate fueron la marcada desigualdad en el acceso al mercado laboral, en la brecha salarial con fuerte impacto en la economía, la violencia institucional del Estado; y también cómo debe organizarse la sociedad para incorporar a la mujer.

Para  construir la paz se requiere de la voluntad, herramientas, investigación como parte de la educación, la organización y la perseverancia, coincidieron las ponentes.

Polesel precisó que abordar el tema de la mujer no es un simple problema de género. “Hay un divorcio grandísimo entre la educación y la investigación y para que sea un círculo virtuoso la investigación debe regresar al aula” . Comentó, por ejemplo, que a pesar de que la mayoría de estudiantes de comunicación social son mujeres, a la hora de que ellas busquen fuentes la mayoría recurre a fuentes hombres. “En este proceso de educación tenemos que hacer un trabajo con nosotras mismas. Las mujeres somos tan críticas con nosotras mismas que empezamos a excluirnos”.

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