Fernando de la Rúa

Por: Edmundo González Urrutia

El fallecimiento del expresidente argentino el pasado 9 de julio –fecha que se conmemora la independencia-, ha traído a la memoria los aciagos días de la revuelta popular que precipitó su renuncia el 20 de diciembre de 2001 tras el estallido social provocado por la peor crisis económica que ha vivido ese país.

De la Rúa fue un dirigente que hizo una ascendente carrera política dentro de la Unión Cívica Radical. Algunos recordarán que siendo senador nacional en 1973, fue el candidato a vicepresidente con el histórico dirigente Ricardo Balbín en las elecciones presidenciales de ese año en las que Perón se alzó con el triunfo. Durante la dictadura militar se retiró de la vida pública hasta 1983 cuando fue electo senador para el período 83/86 y luego 92/96.

En 1996 fue el primer Jefe de Gobierno –alcalde- de la ciudad de Buenos Aires luego de la reforma constitucional, el cargo de elección popular más importante después del presidente. Fue éste el trampolín para su ascenso a la Casa Rosada. En 1999 se convirtió en el presidente que desplazó al peronismo del poder.

El destino lo colocó al frente de una de las peores crisis económicas y sociales que ha vivido la Argentina. La carga de una deuda externa insoportable que lo obligó a tomar medidas tan drásticas como impopulares; el llamado “corralito financiero” por lo que nadie pudo movilizar el dinero de sus cuentas; la paralización de las cadenas de pago; la fuga de capitales y la recesión económica crearon un cuadro social, económica y políticamente insoportable. Todo esto, más el tímido respaldo político que tenía pues hasta su propio partido le había quitado el apoyo, fueron el detonante del estallido social del mes de diciembre que generó su renuncia a la presidencia.

Su final quedó en el recuerdo del emblemático helicóptero despegando del techo de la Casa Rosada (sede del ejecutivo) y la sucesión de cinco presidentes en un lapso de dos semanas, un hecho inédito en la historia política de ese país.

En efecto, Ramón Puerta, presidente del Senado, y primero en la línea de sucesión, por la vacante del Vicepresidente Carlos Álvarez quien había renunciado un año antes, ocupó el cargo por tres días el 20 de diciembre según las disposiciones constitucionales. Una Asamblea Constituyente convocada a raíz de la crisis eligió a Adolfo Rodríguez Saa, cacique político y gobernador de la provincia de San Luis por casi dos décadas. Las maniobras internas en el peronismo le quitaron el respaldo y éste renunció. Fue así que el presidente de la Cámara de Diputados, el también peronista Eduardo Caamaño, asumió por 24 horas la presidencia hasta que la Asamblea Constituyente designó a Eduardo Duhalde el 1 de enero de 2002.

Con una personalidad introvertida y poco carismático, a De la Rúa siempre se le cuestionó cierta timidez que algunos calificaban de falta de carácter. No obstante fue un dirigente de trato afable y con un genuino compromiso democrático. Apenas completó dos años de su mandato.

Caracas, 15 de julio de 2019