Venezuela: Un País Intervenido

Por Edmundo González Urrutia:

Para no pocos historiadores, analistas internacionales, dirigentes políticos y la opinión pública en general, Venezuela estuvo en la mira de la ambiciosa mente del dictador cubano Fidel Castro desde hace muchos años. Fue casi una obsesión que se remonta a los pocos días del triunfo de la Revolución cubana y que intentó cristalizar durante el primer viaje al exterior del Comandante en Jefe el 22 de enero de 1959. 

Hay demasiadas evidencias que revelan la intromisión, subordinación y dependencia de la dictadura cubana en Venezuela que se advierten a partir de esa fecha. Más allá del propósito oficial del viaje citado que formal y oficialmente era para agradecer el apoyo a la Revolución, las intenciones de Castro no ocultaban su interés por que el gobierno venezolano le brindase el soporte financiero necesario para enfrentar a los Estados Unidos.

Venezuela, en los planes de Castro, iba a ser el país a partir de donde se iniciaría la expansión continental de la Revolución cubana, convirtiéndose “…la Cordillera de los Andes en la Sierra Maestra del Continente Americano”. En el período 1961/1967 surgieron en Venezuela media docena de frentes guerrilleros con el apoyo logístico e ideológico de Cuba. No es del caso adentrarse en las incursiones armadas realizadas en esos años bajo la inspiración y coordinación de La Habana, siendo las más emblemáticas los desembarcos de efectivos militares cubanos y venezolanos en las playas de Machurucuto.

La derrota militar de los movimientos guerrilleros y la aplicación de la política de pacificación acabó con este primer intento de Castro de subvertir el orden democrático en Venezuela. Algunos años más tarde vendría la cooptación de jóvenes oficiales subalternos de las Fuerzas Armadas que con el tiempo construirían la logia militar golpista que tuvo como cabeza visible al Comandante Hugo Chávez y sus cómplices autores de los golpes de estado de febrero y noviembre de 1992. Con estas acciones, la penetración de la inteligencia cubana en las Fuerzas Armadas comenzaba a dar resultados.

La segunda visita de Fidel Castro a Venezuela tuvo lugar en febrero de 1989 para la toma de posesión del presidente Carlos Andrés Pérez  y coincidiría, pocos días más tarde, con los sangrientos sucesos conocidos como el “Caracazo”. Algunos analistas afirman que estos acontecimientos fueron el segundo intento de Castro de subvertir el orden constitucional en Venezuela ya no para financiar su proyecto de expansión continental sino para asegurarse el apoyo financiero dado el inminente colapso de la Unión Soviética.

Con la visita de Chávez a La Habana en 1994, se inicia una muy estrecha relación personal de captación psicológica, -algunos la califican de casi filial- de sumisión emocional, que supo manipular el dictador cubano quien se convertiría en una suerte de protector, consejero y “padre político” del líder golpista.

Aunque no tuvo nada que ver con sus ambiciones y planes geopolíticos, Castro también vino a Venezuela en ocasión de la VII Cumbre Iberoamericana celebrada en la isla de Margarita en el año 97.

La cuarta visita de Castro a Venezuela fue para asistir a la toma de posesión de su “pupilo” como presidente de Venezuela en febrero del año 1999. A partir de ese momento se sella una estrategia que con el correr de los años, convertiría a Venezuela en un país intervenido por Cuba.

La penetración cubana tiene una presencia visible en el aparato de inteligencia; en la Fuerza Armada, en el sistema de identificación, la administración de puertos y aeropuertos, los registros y notarías, pero, sobre todo, el ente petrolero estatal y sus plataformas financieras y de cooperación que tuvo en el Programa Petrocaribe y la creación de Alba, los proyectos más emblemáticos.

La estrategia era muy sencilla, a través del convenio Petro caribe, se le suministraba a Cuba 100MBD de petróleo y productos refinados a bajo costo y con facilidades de pago, de los cuales destinaba 37MBD para su consumo interno y el resto lo vendía a precios internacionales. Esta operación convertiría a Cuba en un exportador neto de petróleo.

Con Nicolás Maduro como sucesor en el poder y toda la arquitectura institucional funcionando aceitadamente, los vínculos entre ambos países se consolidaron.

Hace pocos días asistimos a una video conferencia con el analista salvadoreño Joaquín Villalobos, quien en una lúcida exposición sobre la situación venezolana dibujó magistralmente la mutua dependencia que existe entre la dictadura cubana y la venezolana.

Entre las interesantes cosas que dijo, que luego fueron ampliadas en un artículo suyo publicado en el diario El País de España, conviene resaltar la referencia a que las negociaciones en Venezuela han fracasado porque equivocadamente se piensa “que es un conflicto entre venezolanos cuando, en realidad, se trata de un país intervenido por Cuba”.

Agregó que “…los regímenes de Cuba y Venezuela son mutuamente dependientes. Sin Maduro, el régimen cubano termina y sin el apoyo cubano, Maduro termina”.  Más claro imposible.

En el ámbito de la política internacional, comenta Villalobos el impacto que tiene la experimentada diplomacia cubana que controla los apoyos en la ONU, y de varios países caribeños; además de manejar el aparato de propaganda del Foro de Sao Paulo y muchas otras organizaciones de izquierda.

Por todas las razones antes expuestas, no hay lugar a dudas: Venezuela es hoy un país intervenido.

Caracas, 16 de mayo de 2020

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