La escena política regional: entre certezas e incertidumbres

Por Edmundo González Urrutia

A diferencia de lo ocurrido en la década de los 80/90 cuando una ola de  cambios políticos provocó el llamado “renacer democrático” en Latinoamérica, el panorama que nos presenta la región luego de los resultados de varios procesos electorales ocurridos en tiempos recientes y, sobre todo, los que podrían venir el próximo año, nos  muestra un cuadro diferente que pareciera confirmar la conocida tesis del péndulo o de los ciclos históricos.

Lo cierto es que estamos ante un escenario donde el cansancio por la política y el desencanto por algunos de sus dirigentes en algunos países son un llamado de atención que debe tomarse muy en serio.

Las violentas protestas sociales que ocurrieron en Chile, Colombia y, en menor grado en Ecuador, fueron una expresión de la necesidad de cambios en las sociedades de esos países y sirvieron de antesala a los que habrían de venir.

En Honduras, el triunfo de Xiomara Castro, que puso fin a varias décadas de gobiernos de los partidos tradicionales, representa un nuevo giro a la izquierda en la política regional. Recordemos que Castro es la esposa de Manuel Zelaya, dirigente depuesto en 2009, quien fue un estrecho aliado de la llamada revolución bolivariana y mantiene una activa presencia en los foros internacionales de la izquierda regional como el Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla.

El gobierno del recién instaurado presidente Pedro Castillo en Perú, continúa bajo el signo de la inestabilidad y estuvo a pocos votos de ser destituido en juicio político por el poder legislativo. No obstante algunos amagos promovidos por un sector del Partido Perú Libre, el gobernante peruano se ha mantenido hasta ahora distante del radicalismo de izquierda que algunos vaticinaban.

Los resultados de la elección presidencial en Chile el domingo 19 de diciembre parecieran confirmar los giros geopolíticos que están produciéndose en la región. Faltan pocos meses para su toma de posesión, y aun cuando en la coalición que apoyó su candidatura incluye organizaciones como el partido comunista, algunos analistas apuntan a que hará una gestión afincada en el pragmatismo –como lo hizo en la campaña para la segunda vuelta- y sin el dogmatismo de la izquierda radical.

El año 2022 también habrá elecciones presidenciales en Costa Rica (febrero), Colombia (mayo) y  Brasil (octubre) En este último Brasil, la figura de Lula se proyecta con fuerza para recuperar el poder para el Partido de los Trabajadores. Un eventual triunfo del ex mandatario impulsaría la tendencia hacia el auge de la izquierda en la escena regional.

Por último el panorama electoral en Colombia luce complicado. Sus alcances son clave no sólo para la subregión andina sino para el hemisferio y en particular para Venezuela. Hasta el momento las sospechas de un eventual triunfo del candidato Gustavo Petro suscitan preocupación en varios gobiernos latinoamericanos

Resulta inescapable en este breve análisis mencionar la “tóxica” pareja presidencial que gobierna Nicaragua reelecta en unos comicios amañados, con candidatos opositores en la cárcel, y cuyos resultados fueron cuestionados por la comunidad democrática internacional. Daniel Ortega, sobre quien hay señalamientos de pedofilia y violación de menores, gobierna ese país desde 2007 revelándose cada vez más como el típico dictador bananero.

En todo caso, estamos ante un escenario de un creciente auge del autoritarismo, que utilizando una retórica confrontacional y polarizante, se traduce en un debilitamiento de la institucionalidad democrática.

Caracas, 27 de diciembre de 2021

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