Chile apuesta por diálogo y acuerdo político para una nueva constitución

Tres calificados académicos y políticos de Chile expusieron en un coloquio organizado por el IEPFT los posibles escenarios en el país, luego del rechazo del proyecto constitucional, con 62% de votos de la población. Ante este hecho sin precedentes, el desafío es despejar las disonancias políticas y la incertidumbre en el futuro, para seguir avanzando, expresaron

El inédito rechazo a la propuesta de una nueva constitución, con el 62% de los votos de los chilenos, en el plebiscito realizado por el gobierno de Gabriel Boric el 4 de septiembre, fue analizado desde perspectivas diversas, por tres destacados especialistas de ese país, en el coloquio Chile, el futuro y sus interrogantes, convocado por el Instituto de Estudios Parlamentarios Fermín Toro.

José Rodríguez Elizondo, diplomático, escritor y académico; José Antonio Viera-Gallo, embajador y exministro de Michelle Bachelet; y Carlos Latorre, presidente de la Organización Demócrata Cristiana de América y de larga trayectoria parlamentaria, expusieron sus visiones sobre los efectos de los resultados en el gobierno y en los partidos chilenos. Y coincidieron en que el diálogo y acuerdos políticos, luego de los resultados inesperados, serán decisivos para avanzar hacia “la Casa de todos”. 

El coloquio, que transcurrió mientras los sectores de ese país evaluaban las bases para un nuevo proceso para el próximo año, estuvo moderado por Edmundo González, coordinador de Relaciones Internacionales del Instituto, quien resaltó la importancia del debate sobre el tema de actualidad en América Latina. Esbozó los escenarios políticos que pueden presentarse en los próximos meses,  luego de la consulta que tuvo como elemento novedoso el voto obligatorio automatizado.

Los escenarios, dijo, están marcados por los sectores que desean nueva convención constituyente, por  otros que prefieren reformas parciales a la Constitución de 1980, y por aquellos que consideran que una comisión de expertos debe redactar el nuevo proyecto, sin convención constituyente.

Entre dos aguas, con señales positivas

Para  Rodríguez Elizondo, Chile vive una tranquilidad “momentánea”, luego del rechazo al proyecto constitucional, al cual denominó “constructo ideológico” y que estaría basado en el antiguo proverbio romano “divide e impera”. “Si tú divides un país, tienes más facilidad para controlarlo y también para que otros países puedan aprovecharse de la situación, y eso es muy grave en un país que tiene una situación geopolítica tan complicada, como la nuestra”.

Seguidamente, explicó la razón de esa calma que implica haber “evitado ese peligro”. “Estamos en una posición intermedia entre la continuación del proceso constituyente y la realidad de un proyecto revolucionario, con esa constitución plurinacional que no era un proyecto de continuidad del Estado nacional unitario de Derecho”, en medio de la crisis económica, social, sanitaria, que padecen otros países de América Latina.

Frente a esto,  indicó, existe una marcada polarización política dentro de las fuerzas que impulsaron la constitución y también dentro de la coalición: “Se puede ver una tendencia hacia la socialdemocracia avanzada y la otra hacia la refundación que es la nueva manera latinoamericana de hablar de revolución. Y no marchan armónicamente”.

Y en medio de esta situación, la población chilena atraviesa problemas, entre los cuales mencionó el de la seguridad ciudadana como el que más le afecta.

“Tenemos terrorismo; es una palabra que suelen eludir los gobernantes”, apuntó apoyándose en su experiencia en Perú, durante 10 años, con Sendero Luminoso. “Es un tema de carácter macro que, al mismo tiempo, desata un incremento cualitativo de la delincuencia, es una plataforma muy buena para el crimen organizado, para el narcotráfico. Si un país esta desgarrado entre un proceso de constitución y un proyecto que se llama revolución o refundación, la situación es extremadamente complicada para nosotros los chilenos, que hemos dado un gran salto a la sensatez con el rechazo”.

Se refirió también a las Fuerzas Armadas, con la cual hubo, en una etapa, una relación normal con el Estado y el gobierno.  “Cuando llega un gobierno con una posición ideológica antagónica con las fuerzas legitimas del Estado, se producen situaciones como las que vivimos, en la cual se tiene la esperanza utópica de controlar la violencia sin el uso del recurso de las fuerzas legitimas del Estado, y mientras se dialoga se va incrementando la violencia y manifestaciones terroristas de una manera bastante  visible. Allí sí hay un problema grave”.

Agregó que la etapa de la transición hacia la democracia sigue vigente, a casi después de medio siglo de la dictadura del general Augusto Pinochet, “en minorías” que permean toda la capacidad de acción democrática, progresista, económica y social de los gobiernos.

Consideró que frente al problema ideológico planteado, debe abordarse el  sistema de partidos políticos. “He sostenido que lo que hay que refundarlos. Con el rechazo puede producirse una señal positiva para Chile”. Explicó que el movimiento independiente Amarillos por Chile, “la gran fuerza catalizadora de la manifestación por el rechazo”, constituido ya en organización política, plantea una opción “del centro perdido” frente a los extremismos de la derecha y la izquierda chilena que definieron la elección presidencial que dio el triunfo a Boric. “Viene una catálisis del sistema político chileno que posiblemente lo acerque al centro. Y eso lo veo como un futuro posible y deseable”.

Acuerdo indispensable

El embajador Viera-Gallo, por su parte, partió de la afirmación de que el resultado del plebiscito “es una enorme derrota electoral del progresismo, la más fuerte que ha habido en Chile, en 50 años”, sin embargo, advirtió que “es muy pronto para sacar conclusiones”.

Se refirió al plebiscito y a  factores circunstanciales que, a su juicio, podrían explicar la derrota. Entre ellos, el “comportamiento de la convención”, que  el propio proyecto de constitución, y la onda expansiva de la protesta social de 2019. “La convención se apartó del sentir ciudadano que fue cambiando”.

Y destacó el voto obligatorio con inclusión automática, como la gran novedad que favoreció la participación de 4 millones más de votantes, en el plebiscito, un hecho inédito. “Ganó en sectores populares y no a los sectores acomodados, como siempre se pensó”. Además, mencionó el aislamiento y desvinculación de los sectores de izquierda del gobierno, que tuvieron mayoría en la convención, con el electorado. “El 38% que obtuvo el apruebo equivale al voto histórico de la izquierda, lo que significa que el electorado moderado votó junto a la derecha, en esta ocasión”.

Se refirió entonces al impacto del rechazo en el gobierno y en los partidos.  “El gobierno está  intentado hacer un giro en su política, con el cambio de gabinete, en el que prevalece el socialismo democrático, y con nuevas medidas”. Todo esto complejo, porque hay sectores que están en el gobierno que no han seguido la posición  que ha asumido el presidente Boric”.

Al abordar los efectos aun inciertos en los partidos políticos de las distintas tendencias, advirtió que el gran problema político de la derecha en Chile es la posible aparición de experiencias como la de Suecia y de Italia. ”La extrema derecha, en una futura elección, podría tener más fuerza que la derecha tradicional, como el partido neonazi o el partido de Giorgia Meloni”.

Viera-Gallo avizora incertidumbre en los procesos electorales futuros,  debido al fluctuante comportamiento del electorado, evidenciado en 14 elecciones en América Latina, y  entre los problemas de la sociedad chilena citó la migración ilegal en su mayoría de venezolanos. “Es muy difícil de regular porque son fronteras permeables”, y también el auge del narcotráfico.

Desde su visión consideró como “bastante convergentes” las posiciones de la derecha tradicional, del gobierno y la directiva demócrata cristiana, para  llegar a acuerdos. Significaría que para abril próximo se pudiera elegir una nueva convención con un mandato más claro.

“Lo ideal sería que el gobierno, en un giro político, establezca un diálogo formal con las fuerzas de la posición y pudiera enfrentar los problemas, muchos heredados pero acuciantes. Y además, realizar un proceso constituyente razonable, sobre todo porque las fuerzas que se decidieron por el rechazo también prometieron una asamblea para llevar adelante una nueva constitución. Sería poco creíble que ahora triunfaran desencuentros que impidan llevarlo a cabo”. 

El factor de la incertidumbre

La Torre, luego de recordar sus experiencias en la reconstitución de la democracia en Chile, señaló que uno de los elementos determinantes para el rechazo de la propuesta fue haber dejado de lado la unidad nacional para hacer “la casa de todos”. “Tengo la impresión de que  hay muchos elementos que la gente comenzó a advertir sobre el texto, pero me niego a aceptar que la razón principal del rechazo de la gente fue el comportamiento de los convencionales”, dijo en respuesta a la visión de Viera-Torres.

“Eso desmerece la capacidad que tiene los movimientos políticos y sociales de demostrar un liderazgo para confrontar un texto u opiniones que claramente  generan una postura política, una opción frente al plebiscito”.

Mencionó aspectos no contemplados en el proyecto del texto constitucional y que fueron abordados en el Colegio de Ingenieros, del cual es vicepresidente nacional, como  la relación con el desarrollo económico sustentable; el del sector minero que “sigue siendo el sueldo de Chile”;  los recursos cívicos, a diferencia del consumo humano establecido en el proyecto y que en Chile representa 11% de los recursos, y los derechos al acceso al agua.

Resaltó la incertidumbre generada por el texto del ´proyecto como “factor decisivo” en los resultados de 62% de rechazo, en la consulta.

La Torre también llamó la atención sobre el voto fluctuante del electorado, evidenciado no solo en el plebiscito sino en las presidenciales, donde Boric obtuvo 25% de los votos en la primera vuelta, y 55% en la segunda. “Esto  demuestra que un sector moderado fluctúa sus posiciones y opta por el mal menor y se expresó en contra de la postura oficial del gobierno que se jugó clara y categóricamente por la opción apruebo”. Consideró que esta identificación con esta no fue “una buena idea”

“La derrota política del gobierno en el plebiscito es un hecho indiscutible que el propio gobierno se encarga de hacerlo evidente”,  dijo, luego de considerar que no fue buena idea la identificación del gobierno de Boric en la opción “apruebo”.

Se refirió a los cambios “categóricos” que, dijo, se desprenden del nuevo texto  presentado por el gobierno a los chilenos, y que atribuyó a  un efecto de la derrota. Entre ellos, el de respetar el carácter unitario del Estado de Chile, su condición de República y su régimen democrático.

Esta precisión “significa que se respetará  la existencia, autonomía e independencia plena del poder Judicial. Legislativo y Ejecutivo, y esto no estaba claro en el texto rechazado”, subrayó.

Expuso “una posición optimista” sobre el futuro de Chile, a pesar de los temores, riesgos y “tentaciones de la ultraderecha” para impedir una nueva constitución. “Creo que hay un reordenamiento necesario e inevitable”.

También abordó el tema de la democracia cristiana, en la que un grupo de expresidentes del partido, optaron por la tendencia del apruebo, en contradicción con la base que prefirió el rechazo. “Eso es indiscutible y no tengo ninguna duda de que en ese 62% está la votación de mucha gente que en el pasado y ahora se identifica con la democracia cristiana  o con sectores reformistas de la política  chilena, donde la democracia cristiana ha jugado un rol histórico, como también en la estabilidad democrática del país”. 

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