Aveledo: Nunca se puede renunciar a conversar con los adversarios

Dentro de la oficina del exsecretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática(MUD), Ramón Guillermo Aveledo, conviven fraternalmente sus dos grandes pasiones: la política y el deporte. A su alrededor, se alternan fotos de políticos —como su admirado Winston Churchill—, placas del FC Barcelona y los Medias Rojas de Boston, y artículos alusivos a su paso de 6 años por la presidencia de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional(LVBP).

A más de dos años de su inesperada salida de la secretaría de la alianza opositora, Aveledo puede mirar con cierta distancia las actuaciones de la organización, un alejamiento que luce relativo, pues varios de sus más altos dirigentes siguen visitándolo para pedirle opinión. El abogado, reconocido como uno de los principales promotores de la Unidad, asegura que no siente ningún rencor por su abrupta salida de la Comisión Internacional de la Mesa —en la que muchos vieron un trato injusto. Sus observaciones a las decisiones de la instancia son comedidas, meditadas y precedidas por una pausa, siempre se refieren más a la forma que al fondo y defiende a capa y espada la necesidad de la organización: “Gracias a Dios que la Mesa existe, si no existiera habría que inventarla”.

La actitud del experimentado político sobre la MUD —que puede recitar las fechas clave de la instancia de memoria— parece más la de un padre orgulloso que experimenta el sentimiento agridulce de ver que su hija ya es capaz de valerse por sí sola: “Cuando me retiré alguna gente me dijo ‘esto se va a acabar’. Yo respondí que si esto depende de una persona no vale la pena y la realidad es que no dependía de una persona”.

¿Extraña estar en la secretaría de la MUD?

—No. Hace años yo escuché a Luis Pastori y se refería a ser ministro. Él decía que ser ministro es como llevar un impermeable cuando llueve, dejó de llover y te lo quitas. Hay gente que, deja de llover y sale el sol, y se lo deja porque tiene la nostalgia y se ve ridiculísimo. Hay momentos en que digo, “si estuviera ahí diría esto” o es un esfuerzo mucho mayor hablar por teléfono o por mensajes con la gente para darle una opinión, porque no tenemos la oportunidad y la cotidianidad del contacto constante, aunque por aquí vienen y conversamos. Yo soy más bien de la esperanza que de la nostalgia. Lo que espero es que estemos en una situación distinta a esta.

La Unidad empezó el año en un escenario distinto, de victoria electoral ¿Cómo evalúa la actuación de la mesa luego del 6D?

—El sistema político que se pretende implantar entró en crisis política justamente a raíz del triunfo de la Unidad en las elecciones parlamentarias. La elección le dio una realidad nueva al Gobierno: que existía ahora un poder del Estado que no estaba bajo su control, con el cual iba a tener que lidiar y una responsabilidad nueva a la oposición, porque tienes un poder del Estado con el que puede tomar decisiones. Eso cambió la cosa para unos y otros. Lo que al comienzo era una tensión política el Gobierno lo resolvió y tuvo los elementos de fuerza para hacerlo que es buscar ignorar, anular, a la Asamblea Nacional (AN). No reconoce las leyes y los actos de la AN. Ahí está esta cosa absurda de los diputados de Amazonas que es una decisión descabellada, todas las acciones judiciales, el cerco de los demás poderes del Estado a la AN.

La Asamblea ha tomado un camino que es el énfasis en la política y en mantener vivos los reclamos de la población, ser la caja de resonancia de esos reclamos. La apuesta del Gobierno es que eso desgaste a la Asamblea y la esterilice y la apuesta de la oposición es que eso mantenga a la AN en el tapete, que es su herramienta. ¿Quién va a a ganar? Vamos a ver, eso no es algo que ya terminó, que ya está saldado. No se puede decir que ganó el Gobierno y no se puede decir que ganó la Unidad. Los niveles de aceptación de la Asamblea siguen siendo altos, inclusive la valoración de las principales figuras de la AN sigue siendo alta. Por ejemplo, la valoración de Henry Ramos con relación a diciembre, es otra persona. Todo eso está muy unido a que la gente mantenga la confianza en el voto como herramienta y la esperanza en la salida democrática.

Ese es otro escenario en el que el Gobierno y la oposición se confrontan. La oposición hace todo para mantener la esperanza en el voto y el Gobierno para desanimarla, al revés de la lógica convencional. La lógica es que si tengo la ventaja de las reglas, porque las administro, yo sigo las reglas y que el que está por fuera las impugna y aquí el que está por fuera está defendiendo las reglas, es decir, el camino democrático, pacífico y Constitucional. En cambio, el poder trabaja para que no haya referendo, no se convoca a elecciones de gobernador, tampoco el año que viene, es evidente que el partido de Gobierno anuncia, antes que el Consejo Nacional Electoral (CNE), lo que se debe hacer y después corrige el CNE. No puede haber goteras. Cualquier cosa que se sospeche que el CNE tiene la tentación de cumplir con su deber, entonces aparece el corrector de estilo, el gerente de control de calidad revolucionaria del CNE para decirle que no es así. Se actúa para que se deterioren las reglas y la confianza en ellas.

¿Ha habido problemas para articular la estrategia unitaria y la del Parlamento?

—Yo creo, si se me permite caer tangencialmente en la tentación de la heterodoxia, que el tener la dirección de la Asamblea y tener el control de la mayoría parlamentaria ha concentrado mucho el esfuerzo político de los partidos en desmedro de otros ámbitos de la lucha política. Advierto, en lo que se viene haciendo en los últimos meses y lo que ha ocurrido estos días también, un factor de corrección porque la Asamblea es un ámbito principalísimo de la lucha política pero no es toda la lucha política, y eso parece muy claro ya.

¿Fue una decisión acertada de la Mesa ir con varios mecanismos para lograr el cambio político?

—Creo que mantener la pluralidad de caminos, todos democráticos y constitucionales, tenía la ventaja de disminuir las emboscadas, que no supieran por dónde pegarte, eso es si se trata de una decisión estratégica y concertada; pero si obedece a que todavía no has decidido porque tienes una discusión, no tienes la mismas ventajas tácticas. Llegar a ese acuerdo tomó un tiempo y esas son cosas que ocurren en la política, que pueden pasar aunque uno crea que era mejor que no hubieran pasado. Es cierto que una vez que se pusieron de acuerdo en ese camino han estado todos trabajando y han sido solidarios con ese mecanismo y eso se ha mantenido.

¿Qué opina de la decisión de la MUD de participar en la fase del 20 %?

—Es una decisión correcta porque lo importante aquí es mantenerse y mantener a la ciudadanía en la lucha cívica y para que eso sea así hay que mantener un cauce. Aceptar esas condiciones sin más no sería entendible pero negarse a seguir adelante por esas condiciones tampoco, porque entonces desmovilizas a la gente. En lugar de eso ¿qué haces? La Mesa tomó un buen camino y el asunto no está completamente saldado en el ámbito gubernamental porque el CNE puede dictar reglamentos pero no puede cambiar la Constitución. Evidentemente se extralimita cuando dice lo del 20 %. El número de máquinas o la ubicación son temas administrativos.

Lo otro es directamente, claramente, nítidamente constitucional y ni siquiera el doctor (Hermann) Escarrá se siente cómodo con eso y lo ha dicho varias veces. Eso es 20 % nacional por una razón práctica: no pedimos la revocación ni de los diputados lista, ni de los gobernadores de estado, que tienen circunscripciones estadales. Estamos pidiendo la revocación del Presidente y su circunscripción es nacional. El Presidente puede ganar las elecciones sin ganar en todos los estados. Creo que la decisión tomada por la Mesa es la correcta porque mantiene el reclamo y la lucha. Es la correcta hoy, digo hoy porque, como se entiende perfectamente, la Mesa va a mantener un seguimiento de la situación para ir ajustando la línea política dentro de la línea básica de cambio pacífico de acuerdo con la realidad.

—Lo único que se debe descartar es decir boto tierrita y no juego más, es rendirse. La Mesa tiene que poner toda su fuerza en que sea en 2016. Si dices otra cosa debilitas tu posición, porque no es lo mismo. Creo que corresponde a la dirección política prever todos esos escenarios, pero ir actuando de acuerdo a cuando esos escenarios se presenten, al fin y al cabo, no es un ejercicio de adivinización o de futurología, inclusive cuando se dice que eso está cantado. Cantado es una expresión propia del béisbol, las cosas se cantan después de que ocurren, no antes. En ese contexto, el bateador va a tocar, esa es una jugada de librito, pero al final eso no es lo que ocurre necesariamente, porque además de que tienes que hacerla, tiene que salirte la jugada y así pasa en esto. Anticiparse es bueno en lo interno de la planificación política pero no en la decisión, porque yo conozco a muchos que se han ponchado por hacer swing adelantado.

Como en 2014 hay quienes anuncian la muerte de la MUD ¿Ve eso posible?

—Yo estoy oyendo eso desde que la MUD empezó y desde antes. Cuando se escogen los candidatos o cuando tal cosa, “se va a acabar”, yo estoy oyendo mucho esa predicción. Aquí hay que tener presente que la única política nacional alternativa al Gobierno es la MUD, no hay otra. Lo demás es echadera de cuentos, gente que habla, que dice que sería mejor tal cosa o que critica a la Mesa por las cosas que hace o que no hace, pero tampoco es que tiene una propuesta de política alternativa. Gracias a Dios que la Mesa existe, si no existiera habría que inventarla. Lo que ocurre en otros países es que hay un enorme respeto y admiración por la Mesa.

Yo oigo en la televisión chilena, la concertación fue uno de los ejemplos que más estudiamos a la hora de formar la MUD, que el problema de la presidenta Bachelet es que no tiene una Mesa de la Unidad. En la coalición que tiene Santos, he leído en la prensa colombiana, que el presidente Santos no tiene una Mesa de la Unidad. Es la misma frase en la oposición ecuatoriana o boliviana. Antes que Macri ganara criticaban a la Argentina, allá ganaron sin que hubiera unidad. Macri logró otra cosa en ese contexto. En otras partes se aprecia mucho, claro, como es a distancia se aprecia mucho lo que hemos logrado. ¿Por qué aquí parece que se aprecia menos? No a nivel popular que, al final, siempre ha sido consecuente y ha puesto su esperanza allí. Es entre algunos sectores que desearían que no existiera para “jefear” ellos en la oposición y primero tendrían que empezar por reconstruirla. Si tú destruyes, después tienes que construir y eso no es con marcianos sino con venezolanos. Son cosas a las que siempre están expuestas las opciones políticas y no puedes actuar partiendo de la base de que ese tipo de críticas no va a existir.

¿Será necesaria la MUD si la oposición llega ser Gobierno?

—Más necesaria que nunca. Si llegamos juntos para las elecciones y al día siguiente tenemos un abanico de partidos políticos, cada uno por su cuenta, es algo que yo siempre insisto. Es como si ahorita hubieran llegado los diputados y cada uno actúa por su cuenta, esos fueron elegidos por la Unidad. Yo voté por Henry Ramos para diputado, porque voto en ese circuito, y voté por él porque es el candidato de la Unidad. Que es muy buen diputado, es verdad, pero su principal virtud es que es candidato de la Unidad. Eso es lo que me decide a mí y a todos los electores.

En ninguna parte de la República ocurrió que los electores de la oposición prefirieran a un candidato distinto al de la MUD. Inclusive donde no ganamos y hubo terceros candidatos esos quedaron más lejos. Algunos, como se dice en la hípica, llegaron detrás de la ambulancia. Si la gente elige un Gobierno de la Unidad es para que gobierne la Unidad, para que gobiernen juntos y eso no es que va a ser eternamente pero sí hay un lapso de transición que va a requerir que se mantenga la coherencia unitaria gobernando, porque hay una responsabilidad con el país.

Hizo bien la Mesa al reunirse con integrantes del Gobierno ¿Fue correcta la forma en que lo hizo?

—La política es una opción a la guerra, es una manera pacífica de resolver los problemas, una de las herramientas políticas es que los adversarios conversen, a eso nunca se puede renunciar. Eso no quiere decir que sea igual en toda circunstancia toda conversación. Hay condiciones para esas conversaciones y hay requerimientos. Las fallas que puedan ser procedimentales no pueden anular el hecho fundamental de que siempre la posibilidad del diálogo es una posibilidad verosímil. No es que todo el mundo sepa de lo que se está hablando, se sabe porque en las conversaciones no hay nada hasta que se acuerda. Pero sí es bueno, por este ambiente en el que estamos, el que se sepa que eso está ocurriendo y que además de eso haya un tercero de buena fe que sea confiable.

Además porque el Gobierno, hasta ahora, no ha dado ninguna demostración de querer hablar. Dice que quiere diálogo pero antes, durante y después de decirlo trata de descalificar a su contraparte y descalifica la esencia del diálogo que son dos cosas: el reconocimiento a la legitimidad del otro y la posibilidad de conceder. Cuando se establece un proceso negociador es porque estás dispuesto a ceder, culmina en alguna concesión pequeña, grande, mediana. Hasta ahora, el Gobierno no ha dado ninguna muestra que haga creíble ese reclamo de diálogo que hace que hasta ahora se ve muy insincero.

¿Cómo ve lo que está pasando dentro del Gobierno?

—El Gobierno no está gobernando, está dedicado exclusivamente a mantenerse en el poder. No está gobernando porque eso supone ocuparse de los problemas y ver cómo se resuelven y de garantizar la convivencia. Es muy claro que hay una crisis económica enorme, que tiene impacto social, que es el principal motivo para que se erosione la base de respaldo del Gobierno. También hay una crisis política porque el Gobierno se niega a reconocer a todos los demás actores de la sociedad y se niega a aceptar un mecanismo de solución a la crisis política que está previsto en la Constitución, que no es un invento, no es algo que propuso una comisión de notables o Naciones Unidas, es algo que está en la Constitución.

El Gobierno insiste siempre en que en Venezuela manda el pueblo. Si es así ¿por qué no le permiten que vote? Se impide que el pueblo se exprese. No es algo inventado, ni “Maduro vete ya”. Hay una disposición constitucional que lo permite, y estamos pidiendo que se active y que la gente decida. ¿Qué evidencia eso? Un enorme temor al pueblo de parte del Gobierno, hacia la gente que está gobernada por ellos. ¿Puede sostenerse un Gobierno sobre la base de meterle miedo a sus propios gobernados y ciudadanos? Lo veo en una posición de mucha debilidad y precariedad y eso es lo que aconseja esas tonterías, esas desesperaciones. Eso sin contar las rivalidades y la desconfianza que se tienen mutuamente.

 Entrevista publicada por Crónica Uno

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