Un balance deplorable en materia internacional

Por Edmundo González:

Próximo a cumplir cuatro años en el ejercicio de sus funciones,  el presidente Nicolás Maduro exhibe un record lamentable en la conducción de las relaciones internacionales de la república.

Su gobierno ha llevado a Venezuela al descrédito internacional, aislado de los que deberían ser nuestros socios naturales; practicando una diplomacia de confrontación que lo ha convertido en el hazmerreir de muchos gobiernos, en suma desarrollando una política exterior plagada de contradicciones, incoherencias e improvisaciones.

El entorno regional le ha cobrado su conducta violatoria del orden constitucional democrático y sus excesos en materia de violaciones a los derechos humanos.  Fue así como en el marco de la OEA, ante la creciente preocupación de los gobiernos de la región por la agudización de la crisis política en Venezuela, un importante grupo de países acordaron realizar una evaluación colectiva de la situación con base al artículo 20 de la Carta Democrática Interamericana.

Ya antes, el Secretario General Luis Almagro había hecho varias advertencias sobre el deterioro institucional. Lo último fue ante el Consejo Permanente de la organización, reunido en sesión extraordinaria, a quienes presentó un extenso informe en el que demostró las reiteradas violaciones a la Constitución; la ausencia de separación de poderes públicos;  el sometimiento del Poder Judicial  a los designios  del Poder Ejecutivo; las reiteradas violaciones de derechos humanos; el bloqueo permanente del Poder Ejecutivo a la Asamblea Nacional; para finalizar diciendo que “en la situación actual que vive Venezuela, no se puede más que concluir que estamos ante alteraciones graves al orden democrático tal como se ha definido en numerosos instrumentos regionales y subregionales”

No menos comprometedor ha sido el comportamiento del gobierno en el Mercado Común del Sur (Mercosur), donde ha quedado en evidencia  su manejo irresponsable en la política internacional. Desde la controversial e inconsulta incorporación por razones exclusivamente políticas, pasando por el rechazo de los socios del bloque a que Maduro asumiera la Presidencia Pro Témpore del mecanismo, hasta la bochornosa actuación de la Señora Delcy Rodríguez en Buenos Aires irrumpiendo por la fuerza en una reunión a la cual no había sido invitada. Todo lo anterior genera más roces que avances en el proceso de integración sub regional y convierten al país en un socio incómodo al que pocos quieren acompañar.

En otro orden, apartándose de lo que fue la conducta de los gobiernos democráticos hasta 1998, que mantuvieron una postura firme con respecto a nuestra reclamación sobre el territorio Esequibo,  la conducción del gobierno de Maduro ha sido indolente e improvisada, muy alejada de lo que debería ser una política del estado venezolano en defensa de su soberanía.

Para concluir, son muchos los despropósitos del actual gobierno en materia de política exterior. Basta sólo subrayar que esta actuación nos presenta ante el mundo como un país que irrespeta las normas y principios de una sociedad democrática; con un gobierno que viola reiteradamente los derechos humanos; que se aleja del legítimo ejercicio democrático del poder y que quebranta los valores y principios fundamentales de una sociedad democrática.

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